Radio Betania. Con ocasión del aniversario del nacimiento del inventor de la radio, Premio Nobel de Física y constructor de la Radio Vaticana por encargo de Pío XI, la Santa Sede presenta la nueva cara del edificio construido en 1929 para albergar la «Radio del Papa». Centro de transmisiones, museo histórico, laboratorio y una nueva sala de conferencias para dar continuidad y futuro a la emisora que lleva el mensaje de la Iglesia al mundo.
Guglielmo Marconi, al igual que el Papa Pío XI, que tras el nacimiento del Estado de la Ciudad del Vaticano llamó al inventor de la telegrafía sin hilos y Premio Nobel de Física para construir Radio Vaticano, tuvo una visión y no tuvo miedo de abrazar las nuevas tecnologías y cómo podían ser útiles «para la Iglesia y para la evangelización». En esto – reiteró monseñor Paul Richard Gallagher, secretario para las Relaciones con los Estados y las Organizaciones Internacionales de la Secretaría de Estado, en el día en que el Vaticano conmemora el 150 aniversario del nacimiento del inventor italiano – «Radio Vaticano es uno de los grandes éxitos de la Santa Sede en este siglo».
Un hito en el diálogo entre ciencia y fe
El lugar elegido para conmemorar este aniversario es el espacio situado frente al transmisor vaticano dentro de las Murallas Leoninas, proyectado y construido por Marconi en 1929 y primera sede de la «Radio del Papa». Un edificio, del que hoy finalizan las obras de restauración iniciadas en 2017, que es «un hito del posible diálogo entre ciencia y fe», subrayó Paolo Ruffini, prefecto del Dicasterio para la Comunicación. Un lugar que también da testimonio de «cómo la tecnología puede utilizarse para fines nobles y espirituales» o «para cultivar palabras de paz en un mundo que parece incapaz de pronunciarlas».
Cuenta, explicó Ruffini, «cómo Radio Vaticano ha sido y es un puente entre el Papa y millones de fieles, llevando el mensaje de la Iglesia a todos los rincones de la tierra, haciendo visible la comunión que nos une». Así lo atestiguan experiencias como la del padre misionero Pier Luigi Maccalli, secuestrado en Níger, que encontró en las ondas de Radio Vaticano el consuelo del Evangelio que no tenía a mano.
Transmitiendo hacia el futuro
«Marconi era un hombre de fe, que transmitió a toda la familia», recuerda el profesor Guglielmo Giovanelli Marconi, nieto del científico. «Estuvo muy cerca de Pío XI , Papa que amaba la ciencia y con el que mantuvo una relación amistosa», subraya, reiterando que su abuelo decía a menudo que su trabajo era «un don de Dios» que a través de la invención de la radio «puso a disposición de la humanidad». La construcción de la Palazzina Marconi corresponde al periodo más largo que el Premio Nobel de Física pasó en Roma, precisamente para seguir personalmente la obra.
El lugar elegido, explica monseñor Lucio Adrián Ruiz, secretario del Dicasterio para la Comunicación, fue lo más alto posible sobre la ciudad de Roma para poder transmitir mejor. Además, el transmisor no estaba conectado a la red eléctrica de la Ciudad del Vaticano y la energía se suministraba a través de dos generadores alimentados con petróleo. Hoy, tras las obras de renovación, Radio Vaticano no sólo sigue emitiendo sus frecuencias, sino que lo hace minimizando el impacto del campo electromagnético y eléctrico, con una reducción del 80% de las emisiones de Co2.
Ahora es, recordó el ingeniero Francesco Masci, director de la Dirección de Tecnología para la Comunicación del Dicasterio, un laboratorio electrónico, un museo listo para acoger a estudiantes y aficionados. Una nueva sala de conferencias bautizada con el nombre del Papa Pío XI acogerá a los organismos internacionales de radiodifusión para debatir la reglamentación del espacio electromagnético mundial. Es «un lugar de encuentro y confrontación, de innovación y descubrimiento», explicó Masci, «cuyas nuevas fronteras están más allá de 5 G y 6 G , las transmisiones fotónicas de campo libre a través de la luz».
Marconi: pocas palabras y muchos hechos
El edificio en el que el Papa habló por primera vez a través de un micrófono el 12 de febrero de 1931, prosiguió Ruffini, «nos impulsa a imaginar, en la era digital, nuevas formas de llevar adelante un proyecto de comunicación basado en la unidad». Y a hacerlo «concretamente, tejiendo, gracias a las nuevas tecnologías, una red que no se contente con conectar, sino que busque compartir; traduciendo el mensaje evangélico en el mundo multimedia sin anular las historias y las culturas de cada país; ofreciendo nuestra red como lugar de verdadero encuentro entre las personas; dando testimonio de una manera diferente de vivir nuestro tiempo. Humanizar la tecnología; fundarla en el don y no en el consumo; en la gratuidad y no en el precio; en el compartir y no en la ambición hegemónica; en la unión como remedio a la ambición de dividir a los demás para luego imponerse a ellos estandarizándolos». El ejemplo en esto es precisamente el de Guglielmo Marconi, que imaginó nuevas fronteras paso a paso, del telégrafo a la radio, «con pocas palabras y muchos hechos», como escribió Albino Luciani antes de ser Papa en un diálogo imaginario con el padre de la radio recogido en el libro Illustrissimi.
Construir la paz y testimoniar el bien
Desde que el Papa se dirigió a toda la creación en latín, señaló en cambio Massimiliano Menichetti, responsable de Radio Vaticano-Vatican News, «al servicio de ocho pontífices» en más de cincuenta lenguas, han sido muchos los retos humanitarios y tecnológicos: «Conectar prisioneros o desaparecidos durante la Segunda Guerra Mundial o difundir la palabra de Dios en tantos países donde estaba prohibida durante el totalitarismo, informar sobre el Concilio, todos los hechos a través de la lente de la doctrina social de la Iglesia, seguir los viajes de los papas, construir puentes en todas partes, no dejar a nadie solo durante la pandemia del covid-19 o en conflictos recientes como en Siria, Sudán del Sur, Ucrania, Oriente Medio. Siempre buscando caminos para construir la paz, la comunión, dando testimonio del bien, renovando así el sentido de la misión que se le ha confiado y el significado de la obra y el invento de Marconi». Gracias, pues, al «gran científico, faro y estímulo para las generaciones de todos los tiempos, que permitió a la Iglesia habitar el mundo de las ondas y con su intuición y estudio sigue llevándonos hacia el futuro».
Publicado en: https://www.vaticannews.va/es.html