Padre Luis López MSF, Director de la Comisión de Misiones de la Arquidiócesis de Santa Cruz desde el Congreso Americano Misionero en Puerto Rico cuenta su experiencia misionera.

Radio Betania. El viaje, sin novedad, aunque largo. Unas cuatro horas hasta Bogotá. Siete horas de espera en el aeropuerto. Tres más hasta San Juan, capital de Puerto Rico. En el vuelo viajaban congresistas de otros países, incluso un obispo dominico de Vitoria que está en Perú. Nos esperaba un equipo de acogida. Esperamos más de una hora mientras iban llegando en otros vuelos. Nos llevaron en bus a una parroquia pasionista donde nos registraron, nos entregaron los materiales y nos dieron de cenar. Unas 34 personas subimos a un autobús y nos trajeron a la ciudad de Ponce (donde tiene lugar el congreso), a unos 115 km y nos fueron dejando en distintos lugares, en distintos pueblos, con las familias que nos acogen. Yo me hice todo el recorrido, pues me tocó bajar el último. Ya era muy tarde, sobre las 12 de la noche. Estoy en una población llamada Villalba, de unos 22.000 habitantes, a unos 45 minutos de Ponce.

Mi familia vive en la montaña, en medio de una vegetación exuberante. A la casa se llega subiendo una carretera muy empinada y serpenteante. Mis anfitriones son Marcos, su esposa Luz y su hija Dignaliz.

El lunes fue día de descanso. Por la mañana acudí con Marcos al punto de encuentro (un salón grande del municipio) donde nos concentran cada mañana a todos los que estamos alojados en Villalba para desayunar y desplazarnos a Ponce donde tiene lugar el VI Congreso Americano Misionero.

Por la tarde, Marcos me llevó a conocer los alrededores, subiendo en coche por las montañas desde donde la vista era espectacular. Se divisaban dos lagos y dos diminutas islas. Puerto Rico apenas tiene 13.000 kms2 (1 y media provincia de Palencia), con 3 millones de habitantes. Es territorio de Estados Unidos.

El resto de la tarde y parte de la noche lo pasamos en amena conversación. Llegó Dignaliz de su trabajo como fisioterapeuta. Es una joven de 20 años. Tenía ganas de conocerla porque me dijeron que, junto con su prima Edimar, están enamoradas de España. Ambas son hinchas del Barsa. Cenamos juntos las dos familias,  mis anfitriones (junto con su hijo Marcos Daniel, que ya se ha independizado, aunque es soltero) y Edimar con sus padres.

Así pasó el primer día, con el propósito cumplido de levantarnos a las 5:30 de la mañana.

Reporte P. Luis López desde Puerto Rico

También te puede interesar...