Radio Betania. La Comunidad Educativa “Santa Cruz de la Sierra Fe y Alegría”, ubicada en la populosa zona de la Villa 1ro de Mayo, se une para rendir un sentido homenaje en el 34º aniversario de la partida del Venerable Doroteo Hernández Vera, fundador del Instituto Secular Cruzada Evangélica.
En memoria de su legado, la Unidad Educativa realizará este jueves 06 de noviembre un acto cívico a las 17:30, en el establecimiento. Estudiantes, docentes, padres de familia y miembros de la comunidad participarán de este momento de reflexión y gratitud, destacando los valores que el Venerable Doroteo inculcó a través de su vida: solidaridad, fe profunda, amor al prójimo y compromiso social.
El evento contará con intervenciones artísticas, palabras alusivas y momentos de oración, reafirmando el espíritu educativo y humanista que caracteriza a Fe y Alegría, y que continúa guiando el trabajo formativo de la Comunidad Educativa Santa Cruz de la Sierra.
Con este homenaje, la institución reafirma su misión de seguir sembrando esperanza y construir una sociedad más justa, siguiendo la huella del Venerable Doroteo Hernández Vera.
Semblanza del Venerable «Doroteo Hernández Vera»
El Venerable Doroteo Hernández Vera nació el 28 de marzo de 1901 en Matute de Almazán, provincia de Soria, España. Al día siguiente fue bautizado en la Parroquia de Nuestra Señora de la Asunción, tanto por la costumbre de la época como por la preocupación de su familia, pues el niño nació en condiciones muy delicadas, casi sin vida. Hijo de un hogar humilde, creció enfrentando múltiples dificultades, especialmente económicas, que no impidieron que respondiera con firmeza desde sus 4 años a la llamada de Dios.
Tras años de esfuerzo y estudio, fue ordenado sacerdote el 20 de marzo de 1926 en Tarazona por Mons. Isidro Badía Sarradell. Comenzó su ministerio en Soria, sirviendo como capellán en el Colegio del Sagrado Corazón, dirigido por las Hijas de la Caridad. En 1929, después de obtener por oposición el cargo de Beneficiado Sochantre de la Catedral de Santander, llegó a esta ciudad, que marcaría profundamente su vida y misión.
En Santander ejerció como capellán de la Institución Teresiana y tuvo la oportunidad de conocer al hoy San Pedro Poveda, con quien entabló amistad. También acompañó espiritualmente a la “Alianza en Jesús por María”. Su trabajo pastoral, intenso y constante, le llevó a ocupar diversas responsabilidades eclesiales, siempre con entrega total al servicio de Cristo.
El contexto social y religioso de España pronto marcaría de forma decisiva su vocación. Durante la Guerra Civil Española (1936), en medio de una dura persecución religiosa, Don Doroteo continuó su ministerio de manera heroica. Organizó discretamente la atención espiritual a los fieles, celebrando la Eucaristía y administrando los sacramentos en casas seguras, confiado siempre en la providencia divina.
El 14 de abril de 1937 fue encarcelado en la Prisión Provincial de Santander, donde permaneció hasta el 26 de agosto, fecha en que la ciudad fue liberada. La experiencia de la cárcel transformó profundamente su corazón: allí descubrió la enorme falta de formación religiosa, la fragilidad de la fe y la necesidad urgente de una nueva evangelización. Desde la prisión escribió una conmovedora carta a sus dirigidos espirituales, exhortándolas a vivir una fe auténtica y valiente.
Tras su liberación, surgió en él un fuerte deseo misionero. Sin embargo, su obispo, Mons. Eguino y Trecu, le pidió permanecer en España, donde la necesidad pastoral era enorme tras la persecución. Este giro inesperado lo llevó a una profunda reflexión. El drama social y espiritual del país; las cárceles, los hijos de los presos, las jóvenes sin hogar y la extendida indiferencia religiosa lo impulsaron a emprender una auténtica campaña de amor y evangelización.
En ese contexto, y guiado por el Espíritu, el 8 de diciembre de 1937 fundó la Cruzada Evangélica, hoy Instituto Secular Cruzada Evangélica, una obra nacida para llevar el Evangelio allí donde nadie trabajaba y donde más se necesitaba luz y esperanza. Su misión se inspiró en las palabras de san Pablo: “Hacerse todo a todos para ganar a algunos para Cristo”. Desde entonces, su vida se movió siempre entre dos ejes inseparables: sacerdote y fundador.
Aunque tuvo que renunciar al sueño personal de ser misionero ad gentes, Dios transformó esa renuncia en fecundidad: la obra por él fundada creció rápidamente y fue llamada por la Iglesia a evangelizar en distintos países de América y África. Así, su ideal misionero se cumplió multiplicado en las muchas mujeres consagradas que llevaron su carisma más allá de España.
El Venerable P. Doroteo Hernández Vera, llegó a Bolivia en 1964, cuatro años después de la incursión de las primeras misioneras del Instituto Secular.
Vivió durante siete meses en Yotala, donde fue acogido por el padre Paco, quien lo recibió generosamente en la parroquia del pueblo. Posteriormente se trasladó a Portachuelo, en Santa Cruz, completando así una estadía de trece meses en el país.
Regresó nuevamente en 1976, esta vez a Santa Cruz de la Sierra, donde visitó la escuela, hoy denominada Unidad Educativa Santa Cruz de la Sierra Fe y Alegría y acompañó de cerca la misión educativa y social que aquí se realizaba.
Durante esta visita también impulsó la fundación del Hospital Hernández Vera, una obra marcada por la solidaridad y el profundo compromiso con los más necesitados. En reconocimiento a la labor social desarrollada por el instituto que él mismo fundó, recibió la condecoración del Cóndor de los Andes en grado de Comendador, uno de los más altos honores otorgados en el país.
Tras años de servicio incansable, el 8 de diciembre de 1976 llegó la aprobación pontificia del Instituto como Instituto Secular de Derecho Pontificio, un signo claro de la consolidación de su obra y de la fidelidad con que siguió la voluntad de Dios.
Los últimos años de Don Doroteo estuvieron marcados por la enfermedad, vivida con paz, entrega y profunda aceptación. Falleció el 6 de noviembre de 1991 en Coslada, Madrid. Su muerte provocó una amplia manifestación de afecto y devoción por parte de sus hijas las Cruzadas y del pueblo sencillo, que lo recordaba como un sacerdote santo y un auténtico hombre de Dios.
Proceso de Beatificación
El 18 de diciembre de 1999, el Consejo General del Instituto inició formalmente los trámites para la causa de beatificación. El obispo de Alcalá de Henares, Mons. Jesús Esteban Catalá Ibáñez, aprobó el inicio del proceso y nombró como primer postulador al sacerdote dominico Crescencio Palomo Iglesias. La causa fue abierta el 2 de enero de 2001, tras el decreto de nihil obstat de la Congregación para las Causas de los Santos.
La fase diocesana concluyó el 12 de junio de 2004, y fue validada en Roma el 30 de noviembre de 2006. Posteriormente, la causa avanzó con nuevos estudios y la presentación de la Positio en 2016. Teólogos, cardenales y obispos evaluaron positivamente su vida y virtudes.
El 21 de diciembre de 2018, el Papa Francisco reconoció oficialmente las virtudes heroicas de Doroteo Hernández Vera, otorgándole el título de Venerable.
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