Radio Betania 25.08.2020 Muchas son las cualidades que deben adornar a un buen catequista. Una fe consecuente, la alegría de vivir, entusiasmo, vocación de servicio…Gisela Suarez, catequista en la parroquia Maria Reina de las Américas las resume en una sola palabra AMOR.
Esta cruceña casada y con una hija, colabora en esta parroquia como catequista de confirmación y es coordinadora de la pastoral juvenil, «un gran equipo» como ella misma lo califica y tienen a su cargo un centenar de jóvenes.
En ocasión del día nacional del catequista que se celebró el pasado 21 de agosto Gisela dio una entrevista a radio Betania.
DESCUBRÍ MI VOCACIÓN SIENDO ANIMADORA DE UN GRUPO
Gisela debe su vocación de catequista a las hermanas Carmelitas, recuerda con cariño que ella tenía 14 años cuando la invitaron a formar parte del grupo del grupo JUCAR (Juventud Carmelita) » mi llamado empezo cuando yo era adolescente, sentía la necesidad de conocer a Cristo, estaba pasando por problemas personales, familiares, me sentía abandonada, así llegué al grupo juvenil, donde me acogieron con cariño,» recuerda.
En el grupo juvenil, recibió formación religiosa, se bautizó a los 15 años, en el grupo hay una etapa de formación que se llama TEC (Trabajo Eclesial) que consiste en hacer un servicio dentro de la parroquia, para Gisela no fue difícil elegir dónde quería hacer apostolado, «el Señor me dio el talento de hablar en público, soy expresiva, me gusta estar activa, hice mi servicio en un proyecto que tenían las hermanitas con adolescentes de 11 a 14 años amigos en marcha se llamaba, ahí descubrí mi vocación siendo animadora de este grupo,» añade.
Desde sus 21 años asumió la coordinación de la catequesis de confirmación y de la pastoral juvenil , da gracias a Dios por el llamado y servir a centenares de jóvenes que pasan por la catequesis.
DAR TESTIMONIO DE SU AMOR
Considera fundamental el papel del catequista en la vida de los jóvenes, son los pies, las manos, la voz de nuestro Señor, Gisela se da cuenta que el Señor le llamó a ser catequista para que dé testimonio de su amor, «muchos jóvenes sienten un vacío en sus vidas, están solos, sienten que nadie los quiere, con el acompañamiento,escucha, consuelo, acogida llego a ellos, eso llena mi vida, estar con ellos me siento plena, » afirma.
La labor del catequista es bien comprometida y bien sacrificada, desde que inició su misión como catequista, ha sido pasar y pasar obstáculos por que desde los inicios su familia no era muy apegada a la iglesia y costaba mucho participar en la misa, pero a través del tiempo fue evangelizando a todos en casa, así fue tornándose el camino más fácil.
Gisela cuenta que su esposo le ayuda mucho cuando tiene actividades fuertes en la parroquia el se queda con la niña de 4 años, rezan en familia, se ponen en manos del Señor, «hincamos rodillas» pidiendo cese la pandemia y pronto puedan encontrarse en los salones de la parroquia.
Son muchos compromisos no realizados por la pandemia que azota a todo el mundo, pero la creatividad, el compromiso con la evangelización ha hecho migrar a las plataformas digitales para seguir acompañando a los jóvenes desde casa.
EN MARIA REINA DE LAS AMÉRICAS ENCONTRÉ UNA COMUNIDAD MUY ACOGEDORA
En su agenda apenas tiene espacio para otra actividad, no le faltan propuestas de apostolado en torno a su parroquia, su comunidad de fe, agradece a todas las personas que han pasado por su vida y han dejado una semillita de conocimiento, de amor, de detalle, de tantas experiencias vividas en la parroquia Maria Reina de las Américas, desde que empezó su camino vocacional como catequista ha estado allí, » han pasado muchas personas maravillosas, es una comunidad muy linda, muy acogedora, que me ha brindado todo, en ella me siento realizada, gracias a los Misioneros de la Sagrada Familia (P. Loacir Párroco, P. Luis) muchos años están con nosotros, personas sabias y muy entregados a la comunidad».
Han pasado algunos años, su respuesta al llamado sigue siendo la misma, «Soy instrumento del Señor» desde que el Señor llegó a su vida ha visto las maravillas que ha hecho en la vida los jóvenes, «a los catequistas les digo que pongan la mirada fija en el Señor, así el camino misionero se convierte en una aventura apasionante.»