Radio Betania 16.04.2021 //Iglesia Viva// Hoy la Iglesia se dirigió al pueblo boliviano a través del “Mensaje al Pueblo de Dios” emitido tras la CVIII Asamblea de Obispos de Bolivia, que se realizó del 12 al 16 de abril, en la Casa Cardenal Maurer de la Arquidiócesis de Cochabamba. En la oportunidad los Obispos llamaron una vez más a construir una Bolivia en justicia y paz, entre hermanos bolivianos.
Somos Bolivianos – Somos Hermanos
Los Obispos de Bolivia, reunidos en la centésima octava Asamblea de la Conferencia Episcopal Boliviana, contemplamos a Cristo Resucitado que nos repite su saludo pascual esperanza para todos: “La paz esté con Ustedes”. En su presencia gloriosa, a pesar de nuestras fragilidades, nos llama “Hermanos”, y nos ofrece a todos la invitación a participar de la alegría de sabernos perdonados y reconciliados con Él y entre nosotros.
En sus llagas, que no desaparecen con la resurrección, vemos la señal de los crucificados de hoy en el mundo y en nuestro País.
Contemplando al Pueblo sufrido
En este tiempo, la causa sobresaliente de sufrimiento es la pandemia que pone en evidencia la fragilidad de la condición humana del mundo entero. El dolor por la enfermedad, por la pérdida de seres queridos, por la imposibilidad de despedirse, por el temor al contagio, va acompañado de una crisis general que ha evidenciado las carencias del sistema sanitario y que afecta todas las dimensiones y ámbitos de la persona y de la sociedad.
A este dolor, se suma la angustia por una creciente polarización política que provoca divisiones y la inestabilidad social, y erosiona nuestras energías en confrontaciones que paralizan la construcción de un proyecto común de País y esperanzador. Esto responde a intereses particulares que, en vez de servir, se sirven del pueblo, ignorando las necesidades reales de la población cada vez más desamparada ante la pandemia y golpeada por la falta de trabajo y la pobreza creciente.
Los hechos del pasado reciente, que nos confrontaron y causaron tanto dolor y tantas víctimas, han contribuido gravemente a esta situación de tensión. Es el momento de establecer la verdad de lo sucedido, como paso necesario para la reconciliación y restablecer un clima de justicia y paz. Es deber del Estado proporcionar una investigación objetiva e imparcial, y establecer las responsabilidades de todas las partes involucradas. Reafirmamos nuestra solidaridad y cercanía a las víctimas de esos días aciagos y a sus familiares, ya expresada en su momento.
La tarea de establecer la verdad de lo sucedido involucra directamente a la Administración de la Justicia que está llamada a obrar con independencia, transparencia e integridad. La falta de una Justicia independiente socava las bases de la democracia y de la convivencia fraterna y pacífica. Se reconoce, de forma general, la urgencia de la reforma de la Justicia en el País
Otra causa de preocupación es la corrupción, que sigue extendiendo sus tentáculos en instituciones privadas y públicas y que causa graves perjuicios, pobreza e inequidad en nuestra sociedad. La situación es tan grave que ya se está volviendo “cultura” y modo de relacionarnos en todas las esferas.
La misión de la Iglesia.
Como decía el Papa Benedicto XVI: “La Iglesia no puede ni debe quedarse al margen en la construcción de una sociedad fraterna y tampoco puede dejar de despertar las fuerzas espirituales muchas veces dormidas en las personas y en la sociedad, porque tiene un papel público que no se agota en sus actividades de asistencia y de educación, sino que procura la promoción del hombre y la fraternidad universal” (Cáritas in veritate 11).
Por eso, ante esta situación de sufrimiento, como Pastores, sentimos la responsabilidad de decir una palabra a la luz del Resucitado que nos pide ser testigos de la vida nueva, de la esperanza y de la reconciliación que nos lleven a la fraternidad y a vivir una cultura del encuentro. ¡Somos bolivianos, somos hermanos!
El presidente de nuestra Conferencia Episcopal, Mons. Ricardo Centellas, inspirado en la Carta Encíclica del Papa Francisco “Fratelli tutti”, nos indica que es tiempo de apostar por una cultura de encuentro fraterno y de integración. Nuestra diversidad cultural no puede ser motivo de confrontación, sino una fortaleza y plataforma para caminar hacia la unidad y encontrar soluciones consensuadas a los problemas comunes.
Como se ha señalado, la pandemia ha agravado también la situación de pobreza social que ha puesto de manifiesto la desigualdad y la parcialización en la distribución de los recursos. A este problema, tenemos que responder con espíritu de justicia y de solidaridad y con instrumentos concretos como el Pacto Fiscal, reclamado por tantos sectores y regiones del país, pacto que sostenga una verdadera descentralización económica, expresión auténtica de democracia y oportunidad de vida digna para todos.
Caminemos juntos
Como testimonio de un camino a emprender en fraternidad y comunión, nuestra Iglesia en Bolivia se adhiere a la iniciativa de la Consejo Episcopal de América Latina y el Caribe (CELAM), que ha organizado y convocado a la Primera Asamblea Eclesial de América Latina y Caribe en noviembre de este año, en Ciudad de México, a los pies de la Virgen de Guadalupe. En la Asamblea, se reunirán los representantes de todos los sectores del Pueblo de Dios: laicos, vida consagrada, sacerdotes y Obispos. El Papa Francisco, al respecto, nos dice que en este encuentro: “se reza, se habla, se piensa, se discute y se busca la voluntad de Dios.”
En otras palabras, “la Iglesia, que se da al partir el pan”, se reúne en la escucha del Espíritu que habla a través del pueblo de Dios, y a la luz del Evangelio responde a los nuevos desafíos.
A la Virgen de Guadalupe, Estrella de la Nueva Evangelización, pedimos que, en este esfuerzo común de construir una Bolivia de hermanos en justicia y paz, nadie se quede al margen. ¡Somos bolivianos, somos hermanos!
¡Feliz Pascua de Resurrección!
Cochabamba, 16 de abril de 2021.
Los Obispos de Bolivia