Radio Betania /Aciprensa/ Los 133 cardenales electores tienen desde hoy 7 de mayo la responsabilidad de elegir al Papa número 267 para que dirija la Iglesia Católica teniendo como brújula la voluntad de Dios.
Este cónclave, que tiene lugar en la Capilla Sixtina, es el más grande y global de la historia debido a la gran cantidad de purpurados con derecho a voto y la diversidad de los países de origen.
Los cardenales realizan el juramento previo al cónclave
Tal y como estipula la Constitución Apostólica Universi Dominici Gregis que regula las disposiciones para la elección de un nuevo Pontífice, los purpurados prestaron juramento.
Primero, el cardenal Parolin lee por completo el texto y, a continuación, cada cardenal, con la mano sobre los Evangelios, dice: “Y yo, Cardenal N., prometo, obedezco y juro”.
Los cardenales invocan al Espíritu Santo en la Capilla Sixtina
Una vez situados, han invocado al Espíritu Santo con el canto del Veni Creator Spiritus, tras el que todos los presentes guardaron un momento de silencio para recogerse en oración.
A continuación, el Cardenal Parolin tomó la palabra para orar de la siguiente manera: “Oh Padre, que guías y cuidas de tu Iglesia, da a tus siervos el Espíritu entendimiento, de verdad y de paz, para que se esfuercen por conocer tu voluntad y te sirvan con total entrega. Por Cristo nuestro Señor. Amén”.
Los cardenales ocupan su lugar en la Capilla Sixtina
Al llegar a la Capilla Sixtina, cada purpurado ha ocupado el lugar desde el que emitirá su voto para elegir al 267º sucesor de San Pedro. La entrada de los purpurados discurre de manera solemne, en fila de a dos, desde la Capilla Paulina.
Al entrar, los cardenales realizan una reverencia ante el altar situado en el extremo opuesto a la puerta.
La letanía de los santos acompaña a los prelados camino de la Capilla Sixtina
El recorrido hasta la Capilla Sixtina se realiza de manera ordenada, mientras se entona la letanía de los santos.
El maestro de ceremonias inicia el cortejo solemne, portando la cruz, acompañado de dos ceroferarios (portadores de las luminarias). Tras ellos, siguen los cantores, un representante de los protonotarios numerarios, otro del Tribunal de la Rota Romana, un clérigo que realizará una meditación en presencia de los cardenales electores, el vicecamarlengo, Mons. Ilson de Jesús Montanari, y el secretario del Colegio de Cardenales.
A continuación, se sitúan los cardenales electores: los diáconos, los presbíteros y los obispos; por último lo hace el Cardenal Parolin, acompañado por el Maestro de las Celebraciones Litúrgicas Pontificias, Mons. Diego Ravelli, Arzobispo titular de Recanati.
El Cardenal Pietro Parolin preside el cónclave
El Cardenal Pietro Parolin preside el cónclave | Crédito: Vatican Media.[/caption]
En principio, suele ser el decano del Colegio Cardenalicio, quien preside la celebración del cónclave. Sin embargo, debido a que el Cardenal Giovanni Battista Re y su vicedecano, Cardenal Leonardo Sandri, superan los 80 años y no son electores, el cónclave está dirigido por el ex secretario de Estado, Cardenal Pietro Parolin.
El rito procesional que lleva a los cardenales electores hasta la Capilla Sixtina se inicia con la siguiente oración: “Venerables hermanos: celebrados los divinos misterios, entramos ahora en Cónclave para elegir al Romano Pontífice. Toda la Iglesia, unida a nosotros en oración, invoca sin cesar la gracia del Espíritu Santo, para que sea elegido por nosotros un Pastor digno de todo el rebaño de Cristo”.
“Que el Señor dirija pasos por el camino de la verdad, para que, por intercesión de la bienaventurada siempre Virgen María, de los santos apóstoles Pedro y Pablo y de todos los santos, hagamos siempre lo que le agrada”, concluye el rezo de inicio.
Y, por fin, el “extra omnes”
Tras la toma del juramento, Mons. Ravelli pronunció la famosa expresión “Extra omnes” (Todos fuera), tras la que todos los que no participan en el cónclave abandonan la Capilla Sixtina, dejando a los purpurados bajo la cúpula decorada con alegorías del juicio final realizada por Miguel Ángel Buonarroti en el siglo XVI.
A continuación, en presencia de Mons. Ravelli, los cardenales atendieron una predicación sobre “la grave tarea que les espera y la necesidad de que actúen con recta intención en la elección del Romano Pontífice, buscando hacer la voluntad de Dios y teniendo como único objetivo el bien de toda la Iglesia”.
Al concluir, tanto el predicador como el maestro de ceremonias abandonan la Capilla Sixtina, se cierran las puertas y se colocan guardias en todas las entradas.
Entonces, el Cardenal Parolin preguntó a los presentes si es posible “iniciar el proceso de la elección, o si fuera preciso aún aclarar dudas sobre las normas” contenidas en Universi Dominici Gregis.
Si no hay más objeciones, se procede como está estipulado en la Constitución Apostólica para la elección de un nuevo Pontífice. El mundo espera el resultado de la primera votación, la única de este miércoles 7 de mayo.