Mario Marcelo Prada: «Gracias Señor por la vida, por la vocación, por la familia y ahora por la misión».

 Radio Betania. Mario Marcelo Prada Robles fue Ordenado Diácono por manos de Mons. Estanislao Dowlaszewicz, la celebración se oficio en la Parroquia Santuario Señor de los Milagros, el martes 12 de marzo a las 19:00 horas, Concelebrada por el Arzobispo Mons. René Leigue, Mons. Sergio Gualberti y Mons. Braulio Saez, el Rector del Seminario P. Ezequiel Pérez, el Vicario General P. Juan Crespo, Vicarios Pastorales, religiosos, sacerdotes diocesanos, diáconos en transición, diáconos permanentes.

Palabras del Nuevo Diácono Mario Marcelo Prada Robles

¡Alabado sea el  nombre de Jesucristo!

Doy Gracias a Dios por esta parroquia este santuario, en esta parroquia conocí al Señor a mis 14 años en medio de una crisis familiar, esta parroquia estaba con las puertas abiertas y aquí encontré a Dios y aquí he ingresado al orden sacerdotal, por eso le doy gloria y honra el Señor y le doy gracias al párroco al P. Miguel Limón por acoger esta ceremonia.

A la comunidad parroquial…

El sacramento del Orden es un regalo de Dios para la Iglesia. Es la donación de un alma a Cristo en favor del mundo. Hoy, he dejado de pertenecerme para pertenecerles… en Dios. La Iglesia me ha ordenado Diácono, no para servirme sino para servirles. Desde temprano muchos ya me han felicitado y con mucho cariño seguramente muchos me felicitaran, pero la felicitación hoy, es para Cristo, es para su Iglesia, es para todos ustedes, porque tienen un nuevo diácono, un nuevo servidor.

Doy gracias a Dios, por el honor de ser ordenado por la Iglesia servidor de Jesucristo, servidor de ustedes. Es una gran responsabilidad, y más que una responsabilidad es un llamado que demanda la entrega generosa de la propia vida. Eso podemos ver cuando miramos a Jesús en la imagen del Señor de los Milagros. Cuando miro esa imagen, le pido y le ruego al Señor: FIAT VOLUNTAS TUA, “Hágase tu Voluntad”. Yo también quiero, ¡entregar mi vida como Jesús! Y hoy, la estoy entregando.

Doy gracias Señor, por el don de la vida, por la vocación, la familia, por la Iglesia y ahora por la misión.

Gracias Mons. René, por admitirme al orden del diaconado. Usted es mi padre en la fe y hoy le prometido filial obediencia.

Gracias Mons. Estanislao porque de sus manos he recibido un don que no se borrará jamás, con nada de este mundo ni siquiera con la muerte, usted me ha dado un don para la eternidad.

Gracias Mons. Sergio, por admitirme hace años como candidato al sacerdocio y por acompañar mucho durante estos años

Querido Monseñor Braulio usted ha estado al lado mío y en particular de mi familia y atesoro en mi corazón su cercanía con mi amada madre.

Gracias P. Ezequiel Pérez, y en su persona, agradezco a todo el Seminario Mayor San Lorenzo, como institución y como familia, por formarme, y por moldear mi corazón conforme a Dios; reconozco, sin embargo, que este es un trabajo que durará toda mi vida.

Gracias a la Iglesia toda, presente en el clero secular y regular en el Orden Diaconal mi nueva familia cercana, la Iglesia presente en la comunidad numerosa y maravillosa de laicos aquí presentes a quienes a partir de hoy me debo.

Gracias a la vida religiosa que tanto bien me han hecho y han hecho a la Santa Iglesia.

Querido Padre Pepe, gracias por su misión en Bolivia, sacerdote misionero diocesano, este hijo suyo, quien le habla, a quien usted ha acompañado desde su primer año hoy nace a la vida consagrada y espero y le pido contar con su ayuda y su guía paternal durante el resto de mi servicio ministerial.

Finalmente, agradezco a mi familia de cuna, a mi papá Mario Prada, a mi mamá María Delicia  Robles, a quien tengo la firma esperanza de encontrar en la vida eterna pasada esta corta peregrinación en este mundo, a mis hermanas a mis cuñados, sobrinos, ahijados, a los tíos que muchas veces hacen de padres y a mis primos que las hacen de hermanos.

 Gracias a las comunidades que me han desarrollado en la fe, especialmente a comunidad Betania a Tía Amalita que me acompaña en esta ordenación, ¡Gracias, gracias, gracias!       

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