TOMA DE POSESIÓN MONS. RENÉ LIEGUE COMO ARZOBISPO DE SANTA CRUZ

Radio Betania 23.06.2022 La ceremonia de toma de posesión de monseñor René Leigue será hoy jueves 23 de junio, a las 19:00, en la catedral. Estará el Nuncio Apostólico en Bolivia y los obispos del país.

La Iglesia tiene preparada una celebración especial en la Basílica Menor de San Lorenzo (Catedral), la misa se iniciará a las 19:00 y será presidida por Mons. Sergio Gualberti, quien entregará el báculo a Mons. Leigue y dará lectura al nombramiento que viene desde Roma.

Este es uno de los momentos que marcarán un hito en la historia de la Iglesia de Santa Cruz, Mons. Sergio Gualberti, Administrador Apostólico invitará al Obispo Electo a sentarse en la Cátedra Episcopal desde la que ejercerá su ministerio de enseñar la palabra de Dios, que le ha sido encomendada.

Seguidamente Mons. Gualberti entregará el báculo al nuevo Pastor del pueblo de Dios de Santa Cruz, simbolizando con ello la sucesión apostólica y la continuidad pastoral. En este momento repicarán las campanas de la Catedral anunciando a la Arquidiócesis la toma de posesión de su nuevo Pastor.

Él nuevo Arzobispo, Mons. René Leigue con la mitra y el báculo se sentará en la Cátedra Episcopal.

Si bien en el interior de la catedral habrá lugar para los feligreses, también se colocarán pantallas gigantes y sillas en la plaza 24 de Septiembre para que el pueblo pueda acompañar la celebración.

CONOZCA QUIÉN ES MONSEÑOR RENÉ LEIGUE EL NUEVO ARZOBISPO DE SANTA CRUZ 

El nuevo arzobispo de Santa Cruz de la Sierra, monseñor René Leigue Cesari, nació el 24 de marzo de 1967 (55 años) en Nuevo Horizonte, una comunidad en la provincia de Warnes, a 70 km de la capital cruceña. Desde pequeño asistía a una parroquia en la comunidad de Okinawa, donde conoció al padre Miguel Gould, quien lo llevó a tomar la decisión más difícil de su vida: convertirse en religioso.

Proveniente de una familia humilde, siempre ayudó a sus padres en los trabajos de la casa y en la agricultura, ya que era la única fuente de ingresos que tenían. Vivía en una casa de motacú con paredes de barro junto a sus nueve hermanos menores.

“Sembrábamos para la alimentación de la familia, arroz, maíz, yuca y todo lo que se necesitábamos para vivir, y lo que sobraba lo vendíamos y con eso nos manteníamos”, contó Leigue.

Recuerda que, durante la época de invierno, sus padres y todos sus hermanos dormían en un solo cuarto para calentarse, debido a que la casa no reunía las condiciones suficientes para resguardarlos completamente del frío.

“Todos juntábamos las camas y nos íbamos a dormir en un solo cuarto porque el frío era inaguantable, pero aparte de eso, disfrutábamos de estar juntos”, expresó.

La Navidad siempre fue una de sus festividades favoritas. Cuenta que, pese a que sus padres no tenían las condiciones para comprarles regalos, encontraban la forma de crearlos para sacarles una sonrisa.

“Mi madre hacía muñecas de algodón para mis hermanas y mi papá nos hacía camioncitos de madera con tapitas de soda o cerveza. No podíamos esperar algo más, pero con eso nos sentíamos felices”, manifestó.

Asistió a la escuela de su comunidad hasta acabar el nivel intermedio y, debido a que no había los cursos posteriores, tuvo que abandonar sus estudios por un tiempo, ya que no tenía las posibilidades de ir a la ciudad a culminar el bachillerato.

Durante el tiempo que estuvo sin estudiar, realizó diferentes actividades en la parroquia de Okinawa y creó un vínculo especial con el padre Miguel Gould, un sacerdote norteamericano que vio un potencial muy grande en él.

“Terminé mi confirmación y el padre me invitó a participar como catequista a otro grupo de jóvenes, después de eso me propuso entrar al seminario, pero uno de los requisitos era ser bachiller y yo no cumplía con eso”, dijo el religioso.

Ante tanta insistencia del padre Miguel, Leigue decidió trasladarse hasta la capital cruceña para inscribirse a una escuela nocturna donde podía terminar los cuatro años que le faltan tan solo en dos periodos.

Una vez logró terminar su bachillerato, a sus 23 años, inició sus estudios filosóficos en el seminario San Lorenzo en Santa Cruz y posteriormente estudió teología en Cochabamba. Sin embargo, contó que la decisión de entregarse por completo a la vida religiosa no fue del todo sencilla.

“No es fácil asumir un compromiso de este tipo, es por ello que ponía tantas trabas al inicio para entrar con lo del bachillerato y hasta en mi primer año de preparación no estaba convencido, pero al ver la labor que realizaba el padre Miguel en las comunidades y la necesidad de que la gente escuché la palabra de Dios, me convencí de que era mi propósito”, relató.

En 1994, cuando solicitó su admisión a la teología, el cardenal Julio Terrazas lo envió a profundizar sus estudios en Cochabamba y al finalizar volvió a Santa Cruz para realizar labor pastoral. En 1997 fue ordenado diácono, en 1999 sacerdote y en 2013, por decisión de Terrazas, pasó a ser obispo auxiliar en la arquidiócesis de Santa Cruz acompañando a cuatro vicarías.

El arzobispo se siente agradecido por la insistencia del padre Miguel que lo impulsó a dedicarse a esparcir la palabra de Dios. Lo que más le gusta de su labor es sacar una sonrisa y alegrar a las personas que están atravesando momentos difíciles.

“Encontrar la felicidad en las personas es lo que me hace feliz, a pesar de los problemas y dificultades, siempre hay las ganas de salir adelante y sacar una sonrisa a las personas que están agobiadas, eso no tiene precio”, agregó. (El Deber)

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